El mundo de los juegos para móviles sigue siendo un mercado joven pero donde sus responsables, si cuentan con las herramientas y el éxito adecuado, pueden generar beneficios a la altura de los grandes juegos triple AAA sin llegar a contar con presupuestos tan desorbitados. Supercell es una de esas empresas que conocen bien lo que necesita un buen juego free to play para móviles, lo han demostrado con ‘Hay Day’ y con su joya de la corona; ‘Clash of Clans’, un juego que cuenta con millones de usuarios desde hace ya bastante tiempo. Pero el spin-off de este mismo juego de “estrategia” ya ha desembarcado en iOS y en Android y lo ha hecho con mucha fuerza, creando un enorme fanatismo por el mismo en cuestión de semanas y aportando beneficios millonarios a sus responsables gracias a sus exagerados “micro-pagos”. Pero, ¿cuál es la clave del éxito para un juego como este? Su sencillez e inmediatez. El juego online en las plataformas móviles en la gran mayoría de ocasiones se resume a competir contra el ejército de un jugador manejado por la máquina o contra los tiempos realizados en una carrera. Algo que no termina por igualar la competitividad de un auténtico juego online. ‘Clash of Clans’, además de resultar adictivo, no era del todo gratificante cuando conseguías penetrar los muros de un enemigo ya que a pesar de tratarse de una base construida por una mano humana las defensas de la misma eran controladas por la máquina. Aquí, en ‘Clash Royale’, la filosofía es completamente diferente y el juego nos enfrenta a otro jugador de cualquier parte del mundo en partidas cortas y adictivas que resultan verdaderamente divertidas.
Como todo juego “Free to play” que se precie, en Clash Royale contamos con la posibilidad de pagar por adquirir ciertas ventajas, privilegios o personajes más difíciles de conseguir por nuestra propia mano, algo que por lo pronto da ventaja a aquellos usuarios que no invierten tanto tiempo en él pero sí dinero y que puede hacer tediosa la obtención de ciertas cartas si decidimos hacerlo sin gastar un euro (la vía más lógica). Y es que aquí es donde un juego como este muestra sus dientes, y a pesar de que lo gratis siempre nos gusta, el juego propone precios disparatados a dichas ventajas, dejando muy claro cuál es su verdadero negocio (algo completamente lícito y respetable si no fuera por lo prohibitivos que son en algunos casos). Y es que la adicción de este tipo de juegos es real, hasta el punto de que su sencillez puede convertirse en un arma para aquellos que no son tan pacientes y cuando te quieres dar cuenta has gastado más en un juego en el que inviertes tus ratos del metro y de antes de dormir que en un triple AAA que resulta mucho más interesante y enriquecedor.
Obviamente todo es un negocio, y el trabajo de Supercell con ‘Clash Royale’ es impecable (los diseños y el apartado técnico del mismo es de sobresaliente), algo que como gamer de verdad es de agradecer para echar unas partidas con nuestro smartphone en esos ratos muertos que encender la consola no es tan viable. Además, el título ofrece mucha diversión y la posibilidad de competir contra gente real, creando tema de conversación entre amigos y reinventando un género en los juegos APP. Pero un modelo de negocio tan agresivo como este (viejo conocido de los teléfonos móviles) esté resultando tan abrumadoramente exitoso que da miedo. No quiero imaginar un futuro donde todo, absolutamente todo, se venda como gratis para luego resultar ser más caro de lo que los juegos habían sido hasta entonces. Y no quiero mirar a las consolas, que ya nos conocemos a los DLC…
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